NAVIDAD:
¿Celebración o fiesta?
Manolo y Mari Carmen Arbiol Gramage
Un año más, estamos en
Navidad y como todos los años por estas fiestas, la pregunta es: ¿Navidad es
celebración o fiesta? ¿Celebramos el Nacimiento de Jesús, el Dios con nosotros,
o es la excusa para comer, beber, gastar…en suma, dar gusto y vivir la fiesta
de los sentidos?. Hay un villancico popular que dice “Navidad sin pandereta”… y
claro, ¿Cómo celebrar una Navidad sin pandereta, sin luces, sin mesas
rebosantes…? y una pregunta lleva a otra
pregunta ¿Qué es mas triste, Navidad sin pandereta, o Navidad sin Dios?.
Desgraciadamente cada vez es mas habitual excluir a Dios de la Navidad. La
letra de este mismo villancico también dice: Le esperaban Rico y vive entre los
pobres; le esperaban Poderoso y un pesebre fue su hogar; le esperaban Guerrero,
y la paz fue su ley; le esperaban Rey de reyes y servir fue su reinar; le
esperaban Sometido, y quebró toda soberbia denunció las opresiones y predicó la
libertad; le esperaban Silencioso y su palabra fue la puerta para los que
gritan con su vida libertad; le esperaban, le esperaban, le esperaban…
decididamente, me quedo con esta parte
del villancico. Quiero celebrar , conmemorar, el nacimiento de Jesús, pero del
Jesús pobre y humilde; del Jesús solidario, compasivo y cercano, quiero
celebrar el Nacimiento del Dios con nosotros.
La
fiesta y la alegría, es buena; Jesús lo repite una y otra vez en los Evangelios
hasta la saciedad “Estad alegres” “No temáis”; es mas, el primer Milagro, lo
realiza Jesús en una fiesta, en la celebración de una Boda, en Canaa y el mayor
regalo, la institución de la Eucaristía, también alrededor de una mesa, en la
Cena de la Celebración de La Pascua. Las celebraciones son buenas, la fiesta y
la alegría son saludables: Almuerzos, comidas, cenas y resopones, son buenos,
legítimos, saludables y recomendables, pero cuando son compartidos, cuando son
solidarios.
Si mi celebración
se basa en guirnaldas y consumo, no vivo Navidad; si la celebro con mi familia,
con los míos, pero con la puerta cerrada, no vivo Navidad; si digo con la mejor
de mis sonrisas “feliz navidad” y no
saco la mano del bolsillo, no vivo Navidad; si me lamento de la falta de luces
y adornos en las calles por la “crisis” , es que no miro hacia abajo, no vivo
Navidad; si mis buenos deseos, propósitos e intenciones se desvanecen al
guardar en el armario hasta el año siguiente abalorios y guirnaldas, no vivo
Navidad. Por el contrario viviría
Navidad, si mi alegría fuese el compartir lo poco o mucho de que dispusiese; si
la puerta de mi casa se abriese a todo el que llamase a ella; si mi
felicitación no fuese solo de palabra; si en vez de mirar arriba, lo accesorio,
lo brillante y deslumbrante, mirase, escuchase, acompañase y socorriese al
vecino y al transeúnte; al emigrante y al anciano; al discapacitado, al
excluido, y al solitario; si los buenos propósitos y el Espíritu de la Navidad
estuviesen presentes en mi los 365 días del año, entonces, solo entonces,
viviría la auténtica y verdadera Navidad.
Sería conveniente
preguntarnos no solo en diciembre sino también en marzo o agosto ¿Vivo yo
Navidad, la auténtica, la de los 365 días del año? ¿Hago presente en mi, en mi
vida cotidiana, el Dios con nosotros? Nos ayudaría a eso, leer de vez en cuando
la carta de Santiago y por supuesto, vivirla. ¿Qué como he de hacer presente a
Jesús en mi vida? La respuesta es sencilla y el método fácil, pues solo tenemos
que preguntarnos ante cualquier situación, ¿Cómo lo haría Jesús?. En el trabajo, en las tareas cotidianas,
¿Como lo haría Jesús?; ante esa persona que no me cae bien, ¿Cómo lo acogería Jesús?;
en la ofensa o calumnia recibida ¿Qué haría Jesús en mi lugar?; ante las
necesidades ajenas, la injusticia, la violencia ¿Cómo obraría Jesús? Entre el
descanso, comodidad o entretenimiento propio, o acompañar, servir o socorrer al
necesitado, en suma vivir y hacer realidad viva y real la Navidad ¿Por qué
optaría Jesús?
Roguemos no solo
por nosotros mismos en particular, sino por todos nosotros - unos por otros - para que El, el Dios con nosotros, nos conceda la gracia de
Nacer todos los días en nuestros corazones.
En el Espíritu de Jesús, les deseamos a
todos una Feliz y Cristiana Navidad.