jueves, 24 de diciembre de 2009

Entrevista: Hablando con gente de Vallada



HABLANDO CON LA GENTE
Entrevistamos a D. Emilio Castelló Tortosa
Juez de Paz de Vallada.

Emilio Castelló Tortosa, ha sido un hombre que ha entregado gran parte de su vida al servicio de lo público, Alcalde de Vallada durante 9 años (1.970-1.979) y dedicado, al servicio de la Justicia, estos últimos años como Juez de Paz.
Está casado y es padre de tres hijos y una hija coronando su estado de vocación matrimonial con el titulo conmovedor de abuelo.
Es una persona querida y respetada.

Pregunta.- 1) En estos días se ha renovado el cargo de Juez de Paz aquí en Vallada. Renovación a la que no se presentó. ¿Por qué motivos?
Respuesta.– no existe más que un motivo que me haya llevado a esa decisión, el cual es el deterioro que ha sufrido mi salud física.

P.- 2) Como Creyente, que sintió cuando ejerció sus funciones en una boda laica o civil.
R.- Como creyente era muy consciente de que estaba impartiendo un “sacramento” y en mi interior lo estaba haciendo como si estuviera ejerciendo como sacerdote, (Testigo) y le pedía a Dios, que bendijera esa unión y no los abandonara y procuraba introducir algún mensaje cristiano.

P.- 3) En su trabajo, como juez de Paz, ¿qué porcentaje de denuncias o demandas que acuden a Vd. llegaron a una conciliación, y cuantas fueron derivadas a instancias superiores por ser imposible el acuerdo?
R.– Las personas son mejores de lo que a veces pensamos, yo calculo que en más del 90 % de los casos se llega a acuerdos sin tener que recurrir a instancias superiores.

P.- 4) Como Juez de paz, su labor en la justicia, es importantísima, por ser en muchos casos, el primer estamento al que acuden en demanda de imparcialidad las partes en litigio. ¿Cree que la función de los jueces de paz es suficientemente valorada por los ciudadanos, teniendo en cuenta, que es bajo el desempeño de su mediación, donde se solucionan gran parte de los conflictos?
R.-Teniendo en cuenta que los temas que tratados son siempre delicados y hasta a veces algo desagradables, mi experiencia me dice que nuestra labor es bien valorada por la mayor parte de las personas.

P.- 5) Alguna de las nuevas leyes que se están aprobando crean cierta perplejidad entre los ciudadanos, produciendo en no pocos casos rechazo e incomprensión. Así lo vemos, entre otras, con la ley del menor, la nueva ley del aborto que se acaba de aprobar, la ley de equiparar la unión legal de dos personas del mismo sexo al matrimonio tradicional, junto a la de estarles permitido la adopción a esas parejas; la Ley de Educación para la Ciudadanía, La retirada de crucifijos, Etc. ¿Qué opina, sobre todas estas cuestiones tan controvertidas, que sin ser de su jurisprudencia, son de tanta actualidad?
R.- Respetando como ciudadano que vivimos en una sociedad plural, y en un estado de derecho. Dicho esto he de manifestar que mi opinión como cristiano y como creyente, es totalmente contraria a la nueva Ley del Aborto y a la retirada de los crucifijos de las instituciones publicas. Mi opinión está a favor de la vida, y en este sentido creo que se deberían potenciar mucho más las políticas de ayudas de todo tipo a las mujeres embarazadas tanto económicas como psicológicas y de acogida, ayudándolas a que puedan escoger mejores decisiones.
En cuanto a la retirada de crucifijos estoy totalmente en contra. Creo que son un referente de nuestra historia y con éstas políticas lo único que se pretende es dividir cada día más a las personas y a la sociedad, pero por el contrario los cristianos tenemos claro que a Cristo lo llevamos en el corazón y de ahí no nos lo pueden quitar.


P.-6) Si hubiera tenido que dar legalidad jurídica a una pareja del mismo sexo en su boda, lo habría hecho sin problemas de conciencia o, por el contrario, se hubiera negado recurriendo al derecho de objeción de conciencia?
R.-No se me ha presentado ningún caso pero de todos modos creo que hubiera recurrido a l de Objeción de conciencia.

P.-7) Su cargo fue un servicio al público y también un lugar privilegiado para observar la evolución del cambio social en el que estamos inmersos. Si Consideramos el que Ud. fue Alcalde de nuestro pueblo, también un servicio que desempeño en los años 1.970-1.979 en contacto directo con la sociedad de entonces ¿Cómo ha visto el desarrollo de esa transformación general en nuestra sociedad?
R.-Pienso que la evolución de nuestro pueblo en los últimos 30 años, tanto en lo social como en lo político ha sido ejemplar como en el resto de España por su tolerancia y su buen hacer, aunque haya tenido sus momentos de crispaciones y diferencias que en todo momento se ha superado con buen talante y tolerancia, pienso que nuestro pueblo ha estado siempre a la altura de la circunstancias y ha sabido en cada momento superarse a sí mismo.

P 8.-) En recientes sondeos y encuestas queda de manifiesto que la Justicia española es la institución menos valorada por los ciudadanos ¿Qué opina al respecto?
R.– Pienso que si la Justicia debería ser un órgano totalmente independiente sería mucho más justa para todos, creo que está demasiado politizada y con demasiadas presiones, y eso hace que a veces nos parezca no tan justa como desearíamos, pero creo en la Justicia y pienso que es justa.

P.- 9) Siendo nuestra revista parroquial, y conociendo su trayectoria de creyente, evocamos en su juventud la llamada al sacerdocio que vivió por un tiempo y que le llevó al ingreso en el seminario. Por eso no podemos renunciar a preguntarle ¿qué significó aquella experiencia para su vida de creyente y para el desempeño de su compromiso actual en la parroquia?
R.– He de confesar que para mi fue una experiencia muy positiva tanto para mi vida Cristiana como para mi vida personal fueron años de los que he guardado muy buenos recuerdos y de los que tengo la suerte de conservar buenos amigos. Pienso que fue una experiencia que marcó mi estilo de vida orientada hacia la solidaridad y servicio a los demás, fortaleció mi fe y avivó en mí ese carácter de servicio que tanto caracteriza a los sacerdotes.

.-Desea añadir algo más.
Quiero aprovechar esta oportunidad para desear a todo el pueblo de Vallada unas Felices Fiestas y un prospero año 2.010. Que el Niño de Belén, entre en todas las familias de Vallada colmándolas de Unión, de Paz y de Felicidad.
udas de todo tipo a las mujeres embarazadas tanto económicas como psicológicas y de acogida, ayudándolas a que puedan escoger mejores decisiones.
En cuanto a la retirada de crucifijos estoy totalmente en contra. Creo que son un referente de nuestra historia y con éstas políticas lo único que se pretende es dividir cada día más a las personas y a la sociedad, pero por el contrario los cristianos tenemos claro que a Cristo lo llevamos en el corazón y de ahí no nos lo pueden quitar.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Artículo revista "Parròquia de tots" nº 44




Consideraciones en torno a la Caridad
La limosna de la viuda en el templo (Mc.12, 41-44)
D. Ángel Durá
Sacerdote
Si nos paramos a pensar con detenimiento y con intención y deseo de ser sinceros podemos afirmar que nuestra sociedad está enferma. Y la enfermedad que tiene la define muy bien José Antoni Pagola con el nombre de “Neurosis de posesión”
Analizando la actualidad observamos las crisis, los problemas, los desordenes, la corrupción… todo ello nos lleva a pensar que el ideal de hoy es:
Tener dinero.
Tener prestigio.
Tener poder.
Tener autoridad….
El que posee todo esto sale adelante y triunfa en la vida y el que no logra esto, queda descalificado.
Y eso ya desde el principio. A los niños los educamos para que el día de mañana tangan buena posición, buenos ingresos, buen nombre, seguridad… y así, casi sin darnos cuenta, preparamos a las nuevas generaciones para la competencia y la rivalidad.
Por eso se dice que este modelo social actual empobrece a las personas.
Muchas veces a los niños no los atendemos como toca y para aquietar nuestras conciencias les damos muchas cosas, pero olvidamos lo que más necesitan: afecto, ternura, amistad, atención...
Y a veces sustituimos la comunicación humana, que es tan importante por la posesión de cosas.
Y así, llega incluso, la realidad que los hombres se acostumbran a valorarse a sí mismos por lo que poseen o por lo que son capaces de llegar a poseer. Y, de esta manera, corren el riesgo de irse incapacitando para el amor, la ternura, el servicio generoso, la ayuda amistosa; el sentido gratuito de la vida.
Esta sociedad no ayuda a crecer en amistad, solidaridad y preocupación por los derechos del otro.
Por eso, cobra especial relieve en nuestros día la invitación del evangelio a valorar al hombre desde su capacidad de servicio y solidaridad.
La grandeza de un vida se mide en último término no por los conocimientos que uno posee, ni por los bines que ha conseguido acumular, ni por el éxito social que ha podido alcanzar. “El éxito de una vida se mide por la capacidad de servir y de ayudar a los demás”
Cuántas gentes humildes, como la viuda del evangelio aportan más a la humanización de nuestra sociedad con su vida sencilla de solidaridad y ayuda generosa a los necesitados, que tantos protagonistas de nuestra vida social, económica y política, hábiles defensores de sus intereses, su protagonismo y su posición.
“Sed compasivos dice el señor” y hoy muchos piensan que la compasión es una actitud desfasada en esta sociedad que ha de organizarse sus propios servicios para atender a las diversas necesidades.
Lo progresista no es vivir preocupado por los más necesitados y desfavorecidos de la sociedad, sino exigir con fuerza que la administración los atienda.
Entre nosotros mismos se dice: Hoy pedimos para esta necesidad, para esta otra… y la respuesta es: de eso se tenía que hacer cargo la administración, el gobierno…
Nos engañamos al no ver la realidad; pero nos engañamos para justificar nuestra falta de caridad.
Porque sabemos de sobre que la administración no llega a atender a todos los que se hunden en la marginación y la pobreza.
Mientras sólo nos preocupe cómo tener más, como hacer más rentable lo nuestro, como buscar fórmulas para pagar menos… será difícil que nos interesemos realmente por los que sufren.
Sin embargo, como necesitamos conservar la ilusión de que en nosotros hay todavía un corazón humano y compasivo, nos dedicamos a dar lo que nos sobra, como dice el Evangelio.
Tranquilizamos nuestra conciencia entregando en Cáritas ropas, vestidos que ya están pasados de moda, que nos molestan en los armarios, que ya no nos gustan…
Hacemos donativos siempre que dejen a salvo nuestros presupuestos de caprichos, vacaciones, etc.
Por eso hoy las palabras del Señor nos resultan tan duras.
La viuda ha dado lo que tenía para vivir los demás han dado lo que les sobra, o peor todavía se han burlado de los pobres. Sabemos lo que cuestan las cosas. Si se nos pide ayuda hemos de calcular que se podrá hacer con nuestro donativo.
Y el Señor va más allá.
Sabemos dar de los que nos sobra, pero a veces no sabemos estar cerca de aquellos, que tal vez necesitan nuestra compañía.
¿Somos capaces de dar nuestro tiempo?
¿Somos capaces de acompañar a los enfermos?
¿Somos capaces de comprender y animar a las personas que tienen algún enfermo en casa?
¿Sabemos perdonar y olvidar, o somos orgullosos y nos resistimos a olvidar?
Las palabras de Jesús nos obligan preguntarnos si vivimos
solo dando lo que nos sobra o sabemos dar también algo de nuestra propia vida.
Y algo muy importante, desterrar de nosotros la envidia. Resulta vergonzosa e incomprensible pero está muy extendida en nuestra sociedad. El psiquiatra E. Rojas dice que todos en nuestra vida tenemos momentos de envidia.
En los niños aflora porque no han aprendido a disimularla; los adultos la enmascaramos. Pero el envidioso nunca será feliz porque nunca estará contento con lo que tiene.
El que mira con envida a los demás, no disfruta de lo suyo; por mucho que posea.
El Evangelista Marcos nos muestra la diferente reacción de Jesús ante los fariseos que solo viven para aparentar, para aprovecharse de los débiles, y ante una pobre viuda que sabe desprenderse incluso de lo poco que tiene para ayudar a los más necesitados.
El Señor, con este pasaje evangélico, nos invita hoy a que disfrutemos de lo que tenemos. A que sepamos compartir y a vivir como cristianos.
Deseo para todos:
unas Felices fiestas navideñas
en el amor del Niño Dios

Artículo revista "Parròquia de tots" Nº 44





Consideraciones en torno a la Caridad
La limosna de la viuda en el templo (Mc.12, 41-44)
D. Ángel Durá
Sacerdote


Si nos paramos a pensar con detenimiento y con intención y deseo de ser sinceros podemos afirmar que nuestra sociedad está enferma. Y la enfermedad que tiene la define muy bien José Antoni Pagola con el nombre de “Neurosis de posesión”
Analizando la actualidad observamos las crisis, los problemas, los desordenes, la corrupción… todo ello nos lleva a pensar que el ideal de hoy es:
Tener dinero.
Tener prestigio.
Tener poder.
Tener autoridad….
El que posee todo esto sale adelante y triunfa en la vida y el que no logra esto, queda descalificado.
Y eso ya desde el principio. A los niños los educamos para que el día de mañana tangan buena posición, buenos ingresos, buen nombre, seguridad… y así, casi sin darnos cuenta, preparamos a las nuevas generaciones para la competencia y la rivalidad.
Por eso se dice que este modelo social actual empobrece a las personas.
Muchas veces a los niños no los atendemos como toca y para aquietar nuestras conciencias les damos muchas cosas, pero olvidamos lo que más necesitan: afecto, ternura, amistad, atención...
Y a veces sustituimos la comunicación humana, que es tan importante por la posesión de cosas.
Y así, llega incluso, la realidad que los hombres se acostumbran a valorarse a sí mismos por lo que poseen o por lo que son capaces de llegar a poseer. Y, de esta manera, corren el riesgo de irse incapacitando para el amor, la ternura, el servicio generoso, la ayuda amistosa; el sentido gratuito de la vida.
Esta sociedad no ayuda a crecer en amistad, solidaridad y preocupación por los derechos del otro.
Por eso, cobra especial relieve en nuestros día la invitación del evangelio a valorar al hombre desde su capacidad de servicio y solidaridad.
La grandeza de un vida se mide en último término no por los conocimientos que uno posee, ni por los bines que ha conseguido acumular, ni por el éxito social que ha podido alcanzar. “El éxito de una vida se mide por la capacidad de servir y de ayudar a los demás”
Cuántas gentes humildes, como la viuda del evangelio aportan más a la humanización de nuestra sociedad con su vida sencilla de solidaridad y ayuda generosa a los necesitados, que tantos protagonistas de nuestra vida social, económica y política, hábiles defensores de sus intereses, su protagonismo y su posición.
“Sed compasivos dice el señor” y hoy muchos piensan que la compasión es una actitud desfasada en esta sociedad que ha de organizarse sus propios servicios para atender a las diversas necesidades.
Lo progresista no es vivir preocupado por los más necesitados y desfavorecidos de la sociedad, sino exigir con fuerza que la administración los atienda.
Entre nosotros mismos se dice: Hoy pedimos para esta necesidad, para esta otra… y la respuesta es: de eso se tenía que hacer cargo la administración, el gobierno…
Nos engañamos al no ver la realidad; pero nos engañamos para justificar nuestra falta de caridad.
Porque sabemos de sobre que la administración no llega a atender a todos los que se hunden en la marginación y l
La viuda ha dado lo que tenía para vivir los demás han dado lo que les sobra, o peor todavía se han burlado de los pobres. Sabemos lo que cuestan las cosas. Si se nos pide ayuda hemos de calcular que se podrá hacer con nuestro donativo.
Y el Señor va más allá.
Sabemos dar de los que nos sobra, pero a veces no sabemos estar cerca de aquellos, que tal vez necesitan nuestra compañía.
¿Somos capaces de dar nuestro tiempo?
¿Somos capaces de acompañar a los enfermos?
¿Somos capaces de comprender y animar a las personas que tienen algún enfermo en casa?
¿Sabemos perdonar y olvidar, o somos orgullosos y nos resistimos a olvidar?
Las palabras de Jesús nos obligan preguntarnos si vivimos
solo dando lo que nos sobra o sabemos dar también algo de nuestra propia vida.
Y algo muy importante, desterrar de nosotros la envidia. Resulta vergonzosa e incomprensible pero está muy extendida en nuestra sociedad. El psiquiatra E. Rojas dice que todos en nuestra vida tenemos momentos de envidia.
En los niños aflora porque no han aprendido a disimularla; los adultos la enmascaramos. Pero el envidioso nunca será feliz porque nunca estará contento con lo que tiene.
El que mira con envida a los demás, no disfruta de lo suyo; por mucho que posea.
El Evangelista Marcos nos muestra la diferente reacción de Jesús ante los fariseos que solo viven para aparentar, para aprovecharse de los débiles, y ante una pobre viuda que sabe desprenderse incluso de lo poco que tiene para ayudar a los más necesitados.
El Señor, con este pasaje evangélico, nos invita hoy a que disfrutemos de lo que tenemos. A que sepamos compartir y a vivir como cristianos.
Deseo para todos:
unas Felices fiestas navideñas
en el amor del Niño Dios
a pobreza.
Mientras sólo nos preocupe cómo tener más, como hacer más rentable lo nuestro, como buscar fórmulas para pagar menos… será difícil que nos interesemos realmente por los que sufren.
Sin embargo, como necesitamos conservar la ilusión de que en nosotros hay todavía un corazón humano y compasivo, nos dedicamos a dar lo que nos sobra, como dice el Evangelio. Tranquilizamos nue
La viuda ha dado lo que tenía para vivir los demás han dado lo que les sobra, o peor todavía se han burlado de los pobres. Sabemos lo que cuestan las cosas. Si se nos pide ayuda hemos de calcular que se podrá hacer con nuestro donativo.
Y el Señor va más allá.
Sabemos dar de los que nos sobra, pero a veces no sabemos estar cerca de aquellos, que tal vez necesitan nuestra compañía.
¿Somos capaces de dar nuestro tiempo?
¿Somos capaces de acompañar a los enfermos?
¿Somos capaces de comprender y animar a las personas que tienen algún enfermo en casa?
¿Sabemos perdonar y olvidar, o somos orgullosos y nos resistimos a olvidar?
Las palabras de Jesús nos obligan preguntarnos si vivimos
solo dando lo que nos sobra o sabemos dar también algo de nuestra propia vida.
Y algo muy importante, desterrar de nosotros la envidia. Resulta vergonzosa e incomprensible pero está muy extendida en nuestra sociedad. El psiquiatra E. Rojas dice que todos en nuestra vida tenemos momentos de envidia.
En los niños aflora porque no han aprendido a disimularla; los adultos la enmascaramos. Pero el envidioso nunca será feliz porque nunca estará contento con lo que tiene.
El que mira con envida a los demás, no disfruta de lo suyo; por mucho que posea.
El Evangelista Marcos nos muestra la diferente reacción de Jesús ante los fariseos que solo viven para aparentar, para aprovecharse de los débiles, y ante una pobre viuda que sabe desprenderse incluso de lo poco que tiene para ayudar a los más necesitados.
El Señor, con este pasaje evangélico, nos invita hoy a que disfrutemos de lo que tenemos. A que sepamos compartir y a vivir como cristianos.
Deseo para todos:
unas Felices fiestas navideñas
en el amor del Niño Dios
stra conciencia entregando en Cáritas ropas, vestidos que ya están pasados de moda, que nos molestan en los armarios, que ya no nos gustan…
Hacemos donativos siempre que dejen a salvo nuestros presupuestos de caprichos, vacaciones, etc.
Por eso hoy las palabras del Señor nos resultan tan duras.

Artículo revista "Parròquia de tots" Nº 44




La eliminación de la cruz de Cristo
por parte de los profetas de “La Nada”
Francisco Javier Aznar Sala
Teólogo


Asistimos, en España y en el resto de Europa, a lo que J.R. del ValleInclan denominaría como “el esperpento” nacional. Se trata de caricaturizar nuestra cultura de modo que somos ya incapaces de reconocerla, convertida en parodia de sí misma. Lo que hace años no imaginaba Alfonso Guerra, es que su famosa frase “A España no la conocerá ni la madre que la parió” cobraría un sentido tan literal como en la actualidad. El grupo parlamentario ERC, secundado por el PSOE han emitido una propuesta de quitar el símbolo de la Cruz de todo espacio público. Podría tildarse la iniciativa de “cortina de humo” ante la grave crisis económica que atraviesan nuestras familias, pero si se analiza detalladamente uno le encuentra otros matices más preocupantes si cabe.
El verdadero sentido de la cruz de Cristo es el de la liberación del hombre y su redención. El verbo “redimir” deriva del latino redimire, es decir, rescatar a un esclavo de su opresión y darle la libertad que ansía. Los esclavos, una vez liberados, pasan a ser hijos en el Hijo [Cristo], y ser adoptados por Él. Por tanto, Cristo con su cruz nos libera de la esclavitud del pecado, de la muerte, del poder de las tinieblas, de la maldición de la ley y de la cólera venidera. Independientemente de las creencias de cada cual, y siendo muy respetables, lo que es incuestionable es el arraigo de la cultura cristiana en Europa, tanto es así que Europa no se podría entender sin la cultura clásica, el Derecho romano y el cristianismo. De hecho, trece de los cuarenta y seis países del viejo continente llevan la Cruz en su insigne estandarte. La Cruz, por tanto, no se circunscribe únicamente a la fe personal que profesa cada individuo, sino que es un símbolo de paz, de libertad, de trascendencia, dignidad e identidad cultural. Tal vez no se ha reparado en el daño que se le puede causar a la misma cultura europea, pues como preconizó Juan Pablo II asistimos al “suicido cultural de occidente”, el cual traerá consigo otras civilisaciones que acamparán sin obstáculo alguno en una desdibujada Europa.
La Cruz, como hemos dicho, viene a significar la liberación del hombre de todo oscuro poder, pero ala vez significa la hermandad entre todos los hombres. No pueden darse injusticias, de unos para con otros, sin que la cruz, levantada en lo alto, denuncie con su presencia tales hechos. Pero en la actualidad, el nihilismo se nos presenta como el paradigma cultural hacia el que todos, irremisiblemente y por ley, debemos caminar. El nihilismo nos habla de dos ausencias: la ausencia de valores y la ausencia de sentido. Aparentemente se presenta como “libertad total”, hacia la cual caminan nuestros jóvenes en la máxima de “haz lo que te dé la gana”; sin embargo, sabemos que esta máxima trae consigo la destrucción del propio hombre. Pero existe un nihilismo más agresivo que el primero, y es el que se ha instalado en España. Se trata de un nihilismo-laicismo activo que busca destruir todo aquello en lo que se fundamenta su historia. Uno lo tildaría de freudiano, es decir, que por el eterno complejo de Edipo busca devorar a su padre [la tradición cultural cristiana] para alzarse a sí mismo con el poder de la horda. Nietzsche es el paradigma de profetas de “la Nada”. Su pensamiento, junto al de otros, ha tomado cuerpo en las distintas y variopintas ideologías instaladas en los ambientes más insospechados. Se trata de un tipo de ideologías que condenan a los más débiles para, sobre sus cenizas, alzarse el superhombre: un superhombre que ve a Dios con odio y recelo, pues lo considera un competidor en el orden ontológico y moral. El fruto de estas ideologías son: el aborto, la eutanasia, el divorcio express, y demás leyes positivas injustas. Para Nietzsche, el advenimiento del nihilismo era cuestión de tiempo. Para él la civilisación cristiana de Europa ha llegado a su ocaso y se hace patente su caducidad. Según el pensador alemán “aparecerá un horizonte nuevo con unos nuevos valores basados en el hombre superior el cual tiene un aspecto monstruoso [pues su rostro es la cultura de la muerte]. Ese forastero, –segun nietzsche-, está llamando a las puertas de Europa y es el más horrible que hayamos visto jamás”. Representa y realiza el hombre que nace de la desalineación que Marx propugnó. A los jóvenes de esta vieja Europa se les ha robado el sentido de cielo y eternidad, por lo que quedan abocados a sí mismos, a buscar la felicidad allá donde ésta se presenta con mayor frivolidad. Para que este “superhombre monstruoso” emerja es necesario ocultar la cruz de Cristo. Nosotros, los creyentes, seguiremos portando la cruz de forma visible, para mostrar al mundo que Cristo sigue vivo y trae consigo la paz, la liberación, el verdadero sentido y la vida eterna, a pesar de los vanos intentos de los “profetas de la Nada”.

Artículo revista "Parròquia de tots" Nº 44



La eliminación de la cruz de Cristo
por parte de los profetas de “La Nada”
Francisco Javier Aznar Sala
Teólogo


Asistimos, en España y en el resto de Europa, a lo que J.R. del Valle Inclán denominaría como “el esperpento” nacional. Se trata de caricaturizar nuestra cultura de modo que somos ya incapaces de reconocerla, convertida en parodia de sí misma. Lo que hace años no imaginaba Alfonso Guerra, es que su famosa frase “A España no la conocerá ni la madre que la parió” cobraría un sentido tan literal como en la actualidad. El grupo parlamentario ERC, secundado por el PSOE, han emitido una propuesta de quitar el símbolo de la Cruz de todo espacio público. Podría tildarse la iniciativa de “cortina de humo” ante la grave crisis económica que atraviesan nuestras familias, pero si se analiza detalladamente uno le encuentra otros matices más preocupantes si cabe.
El verdadero sentido de la cruz de Cristo es el de la liberación del hombre y su redención. El verbo “redimir” deriva del latino redimere, es decir, rescatar a un esclavo de su opresión y darle la libertad que ansía. Los esclavos, una vez liberados, pasan a ser hijos en el Hijo [Cristo], y ser adoptados por Él. Por tanto, Cristo con su cruz nos libera de la esclavitud del pecado, de la muerte, del poder de las tinieblas, de la maldición de la ley y de la cólera venidera. Independientemente de las creencias de cada cual, y siendo muy respetables, lo que es incuestionable es el arraigo de la cultura cristiana en Europa, tanto es así que Europa no se podría entender sin la cultura clásica, el Derecho romano y el cristianismo. De hecho, trece de los cuarenta y seis países del viejo continente llevan la Cruz en su insigne estandarte. La Cruz, por tanto, no se circunscribe únicamente a la fe personal que profesa cada individuo, sino que es un símbolo de paz, de libertad, de trascendencia, dignidad e identidad cultural. Tal vez no se ha reparado en el daño que se le puede causar a la misma cultura europea, pues como preconizó Juan Pablo II asistimos al “suicido cultural de occidente”, el cual traerá consigo otras civilizaciones que acamparán sin obstáculo alguno en una desdibujada Europa.
La Cruz, como hemos dicho, viene a significar la liberación del hombre de todo oscuro poder, pero ala vez significa la hermandad entre todos los hombres. No pueden darse injusticias, de unos para con otros, sin que la cruz, levantada en lo alto, denuncie con su presencia tales hechos. Pero en la actualidad, el nihilismo se nos presenta como el paradigma cultural hacia el que todos, irremisiblemente y por ley, debemos caminar. El nihilismo nos habla de dos ausencias: la ausencia de valores y la ausencia de sentido. Aparentemente se presenta como “libertad total”, hacia la cual caminan nuestros jóvenes en la máxima de “haz lo que te dé la gana”; sin embargo, sabemos que esta máxima trae consigo la destrucción del propio hombre. Pero existe un nihilismo más agresivo que el primero, y es el que se ha instalado en España. Se trata de un nihilismo-laicismo activo que busca destruir todo aquello en lo que se fundamenta su historia. Uno lo tildaría de freudiano, es decir, que por el eterno complejo de Edipo busca devorar a su padre [la tradición cultural cristiana] para alzarse a sí mismo con el poder de la horda. Nietzsche es el paradigma de profetas de “la Nada”. Su pensamiento, junto al de otros, ha tomado cuerpo en las distintas y variopintas ideologías instaladas en los ambientes más insospechados. Se trata de un tipo de ideologías que condenan a los más débiles para, sobre sus cenizas, alzarse el superhombre: un superhombre que ve a Dios con odio y recelo, pues lo considera un competidor en el orden ontológico y moral. El fruto de estas ideologías son: el aborto, la eutanasia, el divorcio express, y demás leyes positivas injustas. Para Nietzsche, el advenimiento del nihilismo era cuestión de tiempo. Para él la civilización cristiana de Europa ha llegado a su ocaso y se hace patente su caducidad. Según el pensador alemán “aparecerá un horizonte nuevo con unos nuevos valores basados en el hombre superior el cual tiene un aspecto monstruoso [pues su rostro es la cultura de la muerte]. Ese forastero, –según Nietzsche-, está llamando a las puertas de Europa y es el más horrible que hayamos visto jamás”. Representa y realiza el hombre que nace de la desalienación que Marx propugnó. A los jóvenes de esta vieja Europa se les ha robado el sentido de cielo y eternidad, por lo que quedan abocados a sí mismos, a buscar la felicidad allá donde ésta se presenta con mayor frivolidad. Para que este “superhombre monstruoso” emerja es necesario ocultar la cruz de Cristo. Nosotros, los creyentes, seguiremos portando la cruz de forma visible, para mostrar al mundo que Cristo sigue vivo y trae consigo la paz, la liberación, el verdadero sentido y la vida eterna, a pesar de los vanos intentos de los “profetas de la Nada”.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Editorial, revista "Parròquia de tots" de Navidad


El espíritu de la Navidad.

En nuestro tiempo, ocurre que las palabras pierden su significado, se deforman o dejan de ser lo que son por la intención viciada que va sembrando el relativismo en ellas. Ocurre, entre otras, con las palabras: solidaridad, paz, justicia, ... se nos caen descompuestas por lo fofas que nos suenan en determinados momentos; instintivamente las presentimos como manejadas para servirse de ellas arrimando el ascua a su sardina ideología y también se utilizan astutamente en beneficio de intereses poco claros. Sucede también con la expresión: Espíritu de Navidad. Para una mayoría de la gente significa regalos y consumo, cenas de empresa y alegría de diversión festiva; para otros, supone el reencuentro de la familia en torno a una mesa. Para un cristiano, debería de ser algo mas, algo que nos transmite un acontecimiento tan importante, que deberíamos dejar grabado en nuestro corazón, no para estos días, sino para siempre. El Espíritu de la Navidad recoge la llegada de Dios hecho hombre por amor, y nosotros nos reencontramos con ese Dios hecho amor, al hacerlo extensible a nuestros hermanos. Ese es el verdadero Espíritu de la Navidad: el amor en mayúscula. Un amor que supone, por parte de Dios, “renunciar” a su divinidad para hacerse hombre. No cabe mayor acercamiento ni mayor prueba de amor. Deberíamos de comprender ese misterio y seguir su ejemplo con el perdón, la comprensión, la compañía, el sacrificio, la renuncia a nosotros mismos; en favor de nuestros hermanos, en especial los más necesitados. Sólo así perdurará el espíritu navideño. Espíritu de encuentro en el amor entre una humanidad doliente y un Dios misericordioso; y eso lo vivimos siempre que dejamos nacer a Dios, hecho niño, en nuestro corazón.

Consejo de Redacción

viernes, 13 de noviembre de 2009

Cáritas Parroquial

¿Quiénes somos?
Cáritas Parroquial es el organismo de la Parroquia San Bartolomé Apóstol de Vallada para expresar la caridad cristiana de la iglesia hacia los necesitados y favorecer la fraternidad humana a fin de que se muestre, con obras y palabras, el amor de Cristo. (Estatutos de Cáritas Art.3, 1.1) La tarea de Cáritas es obra de toda la comunidad cristiana de Vallada. El equipo de Cáritas representa a esa comunidad en la acción caritativa que se desarrolla. Se puede afirmar que toda la Comunidad Parroquial es Cáritas; Pues de ella salen todos los recursos: voluntarios, colaboradores, personas que dan gratuitamente su tiempo, sus conocimientos, sus recursos económicos, su afecto, sus donativos... para compartirlos con aquellos que más lo necesitan. Todos somos conscientes de que la pobreza no es una realidad nueva. Pero hoy en día existe un brutal contraste entre la riqueza de unos cuantos y la pobreza de muchos. Paradójicamente, hay sobrados recursos en el mundo para acabar con la miseria en todas sus formas. Para Cáritas, luchar contra la pobreza es abrir espacios de esperanza que hagan posible el crecimiento integral de la persona en una sociedad más justa, fraterna y solidaria.
¿Qué hacemos?
Como recoge su ideario, la prioridad de Cáritas es la ayuda al necesitado. Ayuda que, en nuestra parroquia, se concreta en atender a familias necesitadas de Vallada, inmigrantes con problemas, transeúntes, etc. Pero además es muy importante la sensibilización social, en ese sentido, presentamos las campañas institucionales y nos hacemos presentes ante la comunidad con nuestros comunicados y artículos en la revista Parroquial: "Parroquia de tots", también, organizamos, junto a la pastoral de la salud, el Día del Enfermo, sufragamos los costes del viaje de un enfermo de Vallada a Lourdes, dentro del viaje peregrinación que hace la Hospitalidad valenciana. En lo referente a la formación participamos en encuentros y convivencias organizadas por la diócesis. El equipo de Cáritas es responsable del mantenimiento de Radio María y está preparando una programación local que va tomando cuerpo los domingos por la mañana. El equipo está formado por 6 personas.
Puedes contactar con nosotros escribiéndonos a: caritasvallada@hotmail.com

Cáritas Parroquial Vallada